Este finde me he tatuado (sin agüja) el culo de una 6'3, a lo macho ibérico, asin, sin anestesia ni ná de ná.
Pululaba yo, deseándomelas muy felices, alegre e inconsciente por el pico con mi niña La Tati(6'5 18 1/2 2 1/2 del Walter), ajeno al cruel destino que me aguardaba a la vuelta de la esquina: o en el botton turn, que para el caso es uno y lo mismo. Remo como un loco con esa potencia extra que me ha dado currar este verano de ñapas de descarga(que lo de ser funcionario seguro que esta muy guay, pero hasta que no tome posesión mi vida laboral sigue siendo sastamente la misma mierdita) y veo aparecer, ya estando en pie, al amigo Oscar como un loco. La ola se levanta de súbito, el fondo que ha dejado la marea seca no se corta un pelo en mandarnos un bombazo.
Me agacho. La sección de Oscar rompe antes, lo proyecta...y a mi me duele, me duele mucho! Un francés (que el muy majo también me la había saltado) me mira con cara casi de terror. Sangre, muuuucha sangre. Pillo las de Villadiego y corro hacía el coche; todos los viandantes del paseo se quedan conmigo, me miran como si hubiesen visto a la niña del exorcista. Y claro me duele, pero me río. Me veo en el reflejo del cristal del coche: estoy totalmente empapado en sangre. Pos güeno, pos fale. Paso de médicos...a zurzir a vuestra madre! Dos horas en coche sangrando, el Walter que me saca fotos y se escojona y el culo de la Peter Daniels de Oscar tatuado en el melón...Pupas si, pero con estilo, jeje...la tabla hecha caca y con un par de pelos mios incrustados. Gajes del oficio, pero mira: tengo una batallita majísima para tirarme el rollo este verano!